Ventres de aluguer (III)

 Recollido do Facbook de Plataforma Anti-patriarcado:



Nuestra compañera Ana Trejo Pulido reflexiona sobre por qué no es posible hablar de trabajadoras sexuales o reproductivas:
"A mí me resulta muy evidente porqué no es posible hablar de trabajadoras sexuales o de trabajadoras reproductivas, en el sentido de legitimar estas prácticas de explotación de nuestros cuerpos como profesiones, que es un argumento muy de moda en ciertos círculos. Un "trabajo" que además tiene el sexo, la raza, la clase, la nacionalidad....como código de barras en el contexto de globalización y desigualdad.
Las personas que sitúan este debate en las condiciones en las que se desarrollan estas prácticas, ignoran algo fundamental. No sé si lograré explicarme.
No es lo mismo vender nuestra capacidad intelectual o física para desarrollar un trabajo, como abogada, carpintera, médica, maestra, bombera, dependienta, actriz.....en el que por muy implicadas que estemos, y aún teniendo un impacto en lo que somos, se desarrolla FUERA de nosotras, de nuestro cuerpo, de nosotras las mujeres como personas humanas.
No es lo mismo, reitero, que vender nuestra capacidad reproductiva o sexual, que son procesos, actividades, que tienen lugar DENTRO de nuestros cuerpos, violando nuestra integridad esencial.
Lo que soy como ser humano es destrozado con estas actividades que implican dominación y violencia al ocurrir EN nosotras, convirtiéndonos en el "trabajo".
Podemos trabajar en la mina, la oficina, la fábrica, prestando un servicio, pero no somos la mina, la oficina, la fábrica. Sin embargo, si somos prostituidas o utilizadas como criadas reproductivas, somos el servicio porque éste ocurre en nuestros cuerpos diseccionados en trozos, agujeros y vasijas; no seres humanos, solo vulvas, vaginas, anos, bocas, pechos y úteros que se convierten en el pretendido "trabajo".







En las imágenes:
Jennifer Benito-Kowalski y Steve Kowalski, un pareja californiana con su bebé recién adquirido en India a 14.500 km de su casa por 20.000€
Manisha Parmar, madre alquilada, tras entregar a su bebé, tres días después del parto, lucha contra el dolor que le produce la cesárea que le han realizado en la Clínica de Infertilidad Akanksha.

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