Miedo
https://www.diariodecadiz.es/opinion/analisis/Miedo_0_1318368163.html
Desde hace semanas salgo a la calle asustada. Qué fácil es perderlo todo. Apenas un guiño, y los derechos que creía consolidados, la conciencia que sentía asentada, se desvanecen.
Desde hace semanas salgo a la calle asustada. Qué fácil es perderlo todo. Apenas un guiño, y los derechos que creía consolidados, la conciencia que sentía asentada, se desvanecen.
Salgo a la calle asustada y cansada. Otra vez a
luchar cada día, cada minuto. Otra vez volver a explicar lo que ya
parecía comprendido, interiorizado. Otra vez confrontar argumentos
contra mentiras, la lógica contra los prejuicios. Y esta vez, además, no
puedo dejarlo pasar. Ni un segundo de descanso. Porque cada comentario
que ignore -por hastío, por no entrar en la confrontación- y cada
discusión que evite, serán puntos en mi contra, un paso más hacia atrás,
una zancada hacia el lugar y el tiempo en el que yo y todas las mujeres
nos volvemos a hacer pequeñas y a estar arrinconadas.
He sido una privilegiada. Yo también he sufrido, claro,
desprecios, ataques, discriminación, acoso. Como todas. Pero en pequeñas
dosis. Mi entorno, mi tiempo, mi educación, mis anhelos; todo ha jugado
a mi favor hasta ahora. Y en cada injusticia he podido hacerme valer,
con la seguridad de quien se sabe en posesión de la razón, y con la
convicción de no estar sola, de contar con el respaldo de una sociedad
cada vez más intransigente a las desigualdades.
Pero aquí estamos, de la noche a la mañana hemos
vuelto a las conversaciones superadas hace más de 20 años. Escucho
confundir la violencia doméstica con la machista (lo próximo será volver
a hablar de crímenes pasionales…), o directamente negarla diluyendo el
concepto en algo tan genérico y vacío como la violencia. Oigo y leo los
mismos datos falsos sobre denuncias falsas, las mismas mentiras
repetidas sobre la indefensión de los hombres. El rechazo colectivo y la
alarma social ante la indecente cifra de asesinatos a mujeres,
agresiones o abusos sexuales parecen haberse evaporado. Qué miedo.
Mis posibilidades de sufrir una agresión machista son
hoy las mismas que hace dos meses, pero de ocurrir, sé que tendría más
problemas para hacerme creer, que mucha más gente me cuestionaría. Eso
es aterrador.
No podemos volver al silencio, no podemos dar ni un paso atrás.
Comentarios
Publicar un comentario